LA
FAMILIA COMO CÉLULA SOCIAL
El
ser humano por naturaleza es sociable, necesita del otro para sobrevivir,
emprender cualquier proyecto de vida, y perseguir el bienestar. Por ello tiende
a agruparse dentro de la sociedad en la que se desenvuelve. Crea unidades
de proliferación y actividades, de diversidad personal en familia, como grupo de identidad
genética, laboral, social, o de cualquier otra índole, se la puede considerar
como célula y referente del tejido social.
En
el discurrir de la vida, es de vital importancia que la familia asuma el valor
que representa. Mantener la integración de sus miembros en el grupo, la
persecución del bienestar personal y social, desde la libertad.
Sucede
que a lo largo del tiempo, existen días y periodos de bonanza donde todo sucede
con facilidad y disfrute, que contribuye
a una buena convivencia. Y días y
periodos con dificultades y problemas, que pueden resquebrajar la unidad
familiar y romper dicha convivencia. En todo
caso, lo importante y principal es colaborar en mantener la integridad familiar,
y asumir con responsabilidad la distribución de los cometidos que tiene
asignado cada miembro. Vigilar que el estado anímico, las actitudes y conductas
personales sean positivas, así como las relaciones interpersonales.
Con todo ello hay que estar preparados, para
afrontar las situaciones negativas personales e interpersonales y conducir la
vida para evitar el fracaso personal y de grupo. Haciendo uso de la
inteligencia emocional, y sus herramientas psicológicas, así como de las habilidades
sociales. En lo que respecta a pensamientos, creencias, actitudes, y conductas
personales, para perseguir el bienestar y superar las dificultades.
En
el espacio que crea la convivencia, y
la interactuación entre los miembros de la familia, cabe la posibilidad de que
surja algún conflicto social. Es precavido a título personal, mantener “ojo
avizor”, e identificar los pensamientos iracundos de celos, envidia, odio, y
deseos de venganza que puedan surgir. Sin reprimirlos, hay que afrontarlos y
sustituirlos por otros positivos que generen confianza, generosidad, solidaridad.
Para evitar se puedan producir sentimientos que conduzcan a reacciones verbales
y situaciones violentas que rompan la armonía.
En
las relaciones interpersonales, aceptar lo diferente. Admitiendo el hecho de
que somos distintos, y que las personas de nuestro alrededor, nunca se
expresarán como nosotros lo haríamos, ni se comportarán como esperamos.
Escuchar
al otro y empatizar, albergar la
capacidad de ponerse en su lugar, e intentar comprender sus sentimientos. Ante
las situaciones que exigen respuesta, hacerlo con asertividad, expresando nuestras opiniones, deseos y sentimientos,
en defensa y respeto de los derechos personales, respetando los de los demás.
Dedicar
poco tiempo a valorar cualquier roce o reprobación personal, y procurar no
rememorar los hechos. Asumir las opiniones críticas, aceptando aquellas que
aporten aspectos que mejoren el objeto de la crítica, rechazando aquellas otras
que lo denigren o deprecien.
Ante
actitudes desafiantes y provocativas, mantener la calma, la confianza, la
fortaleza, y no manifestar debilidad. Apaciguar la ira tras el daño recibido, y
eliminar la sed de venganza, a través del perdón. Es una decisión no un
sentimiento, libera y rompe vínculos, y una herramienta apaciguadora de las
ofensas personales. Supone restablecer el equilibrio de la mente.
Entre
otras cuestiones más, tener asumido que los problemas van vinculados a la
propia vida, y se presentan sin previo aviso. Sin embargo las soluciones, que
también están vinculadas a la vida,
tienen la diferencia que hay que buscar dichas soluciones.
Es
de naturaleza normal, cuando surge un problema importante personal, con
sorpresa e incertidumbre. Afloren distintos estados afectivos, emociones de las familias de miedo y tristeza, con tendencia a derivar en los sentimientos, y
estados de ánimo correspondientes. Se producen particularmente en la persona que
lo sufre, y generalmente se extiende a todo su entorno personal cercano. En un
grado de intensidad distinto, al igual que distinta es la percepción y el afrontamiento
de cada individuo.
Las
causas de los problemas o situaciones, pueden ser diversas, y afectar a
distintos ámbitos, salud personal, económicos, laborales, familiares.
Personalmente repercuten en aspectos físicos y cognitivos.
Cuando
son de ámbito físico, el abordarlos pasa por el planteamiento de la situación.
Identificarla, describir con detalle las posibles soluciones (“tempestad de
ideas”), seleccionar estrategias y evaluar consecuencias, valuar los resultados
para ver si hay coincidencia con lo previsto. Pueden intervenir una o más
personas y diversos elementos en correspondencia.
Las de
ámbito cognitivo personal, el afrontamiento pasa por no reprimir las emociones,
reducir la ansiedad y la prolongación en el tiempo, y regular la intensidad de dichas emociones . Dirigir la atención, sobre la autoestima y destacar la valía, la
fortaleza para emprender y perseverar, abrirse a la esperanza que motiva e ilusiona, y a la
confianza en la familia por la seguridad y el apoyo que proporciona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario