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marzo 23, 2018

LA FAMILIA

LA FAMILIA COMO CÉLULA SOCIAL
El ser humano por naturaleza es sociable, necesita del otro para sobrevivir, emprender cualquier proyecto de vida, y perseguir el bienestar. Por ello tiende a agruparse dentro de la sociedad en la que se desenvuelve. Crea unidades de proliferación y actividades, de diversidad personal en familia, como grupo de identidad genética, laboral, social, o de cualquier otra índole, se la puede considerar como célula y referente del tejido social.
En el discurrir de la vida, es de vital importancia que la familia asuma el valor que representa. Mantener la integración de sus miembros en el grupo, la persecución del bienestar personal y social, desde la libertad.
Sucede que a lo largo del tiempo, existen días y periodos de bonanza donde todo sucede con facilidad  y disfrute, que contribuye a una buena  convivencia. Y días y periodos con dificultades y problemas, que pueden resquebrajar la unidad familiar y romper dicha convivencia. En  todo caso, lo importante y principal es colaborar en mantener la integridad familiar, y asumir con responsabilidad la distribución de los cometidos que tiene asignado cada miembro. Vigilar que el estado anímico, las actitudes y conductas personales sean positivas, así como las relaciones interpersonales.
 Con todo ello hay que estar preparados, para afrontar las situaciones negativas personales e interpersonales y conducir la vida para evitar el fracaso personal y de grupo. Haciendo uso de la inteligencia emocional, y sus herramientas psicológicas, así como de las habilidades sociales. En lo que respecta a pensamientos, creencias, actitudes, y conductas personales, para perseguir el bienestar y superar las dificultades.

En el espacio que  crea  la convivencia, y la interactuación entre los miembros de la familia, cabe la posibilidad de que surja algún conflicto social. Es precavido a título personal, mantener “ojo avizor”, e identificar los pensamientos iracundos de celos, envidia, odio, y deseos de venganza que puedan surgir. Sin reprimirlos, hay que afrontarlos y sustituirlos por otros positivos que generen confianza, generosidad, solidaridad. Para evitar se puedan producir sentimientos que conduzcan a reacciones verbales y situaciones violentas que rompan la armonía.
En las relaciones interpersonales, aceptar lo diferente. Admitiendo el hecho de que somos distintos, y que las personas de nuestro alrededor, nunca se expresarán como nosotros lo haríamos, ni se comportarán como esperamos.
Escuchar al otro y empatizar, albergar la capacidad de ponerse en su lugar, e intentar comprender sus sentimientos. Ante las situaciones que exigen respuesta, hacerlo con asertividad, expresando nuestras opiniones, deseos y sentimientos, en defensa y respeto de los derechos personales, respetando los de los demás.
Dedicar poco tiempo a valorar cualquier roce o reprobación personal, y procurar no rememorar los hechos. Asumir las opiniones críticas, aceptando aquellas que aporten aspectos que mejoren el objeto de la crítica, rechazando aquellas otras que lo denigren o deprecien.
Ante actitudes desafiantes y provocativas, mantener la calma, la confianza, la fortaleza, y no manifestar debilidad. Apaciguar la ira tras el daño recibido, y eliminar la sed de venganza, a través del perdón. Es una decisión no un sentimiento, libera y rompe vínculos, y una herramienta apaciguadora de las ofensas personales. Supone restablecer el equilibrio de la mente.
Entre otras cuestiones más, tener asumido que los problemas van vinculados a la propia vida, y se presentan sin previo aviso. Sin embargo las soluciones, que también están vinculadas a la vida,  tienen la diferencia que hay que buscar dichas soluciones.
Es de naturaleza normal, cuando surge un problema importante personal, con sorpresa e incertidumbre. Afloren distintos estados afectivos, emociones de las familias de miedo y tristeza, con tendencia a derivar en los sentimientos, y estados de ánimo correspondientes. Se producen particularmente en la persona que lo sufre, y generalmente se extiende a todo su entorno personal cercano. En un grado de intensidad distinto, al igual que distinta es la percepción y el afrontamiento de cada individuo.
Las causas de los problemas o situaciones, pueden ser diversas, y afectar a distintos ámbitos, salud personal, económicos, laborales, familiares. Personalmente repercuten en aspectos físicos y cognitivos.
Cuando son de ámbito físico, el abordarlos pasa por el planteamiento de la situación. Identificarla, describir con detalle las posibles soluciones (“tempestad de ideas”), seleccionar estrategias y evaluar consecuencias, valuar los resultados para ver si hay coincidencia con lo previsto. Pueden intervenir una o más personas y diversos elementos en correspondencia.
  Las de ámbito cognitivo personal, el afrontamiento pasa por no reprimir las emociones, reducir la ansiedad y la prolongación en el tiempo, y regular la intensidad de dichas emociones . Dirigir la atención, sobre la autoestima y destacar la valía, la fortaleza para emprender y perseverar, abrirse a la esperanza que motiva e ilusiona, y a la confianza en la familia por la seguridad y el apoyo que proporciona. 

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